Lucero Aracely Barea Ramírez Ramírez
Resumen
El
presente Artículo de investigación analiza la relación que tiene la nobleza y
los siervos, las ideas de cada uno, su visión del mundo y un contraste entre
poderíos de la misma nobleza de la novela Historia
del rey transparente (2005), de la escritora española Rosa Montero, en la
cual, desde nuestra perspectiva, los siervos progresan poco a poco, la nobleza
ya no tiene el mismo poder, se va deteriorando la autoridad que tiene sobre los
plebeyos. El resultado de estos comportamientos, se presentan por el poder que
tiene los nobles sobre la sociedad y cómo esto afecta su desarrollo.
Palabras clave: nobleza,
plebeyos, contraste, poder, rey transparente, Rosa Montero.
Introducción
Se
puede afirmar que la capacidad de razonamiento es una cuestión de la que sólo
pueden gozar los hombres. Sin embargo, en la Edad Media que presenta el libro Historia del rey transparente (2005), de
la escritora y periodista, Rosa Montero, parecía algo que poco a poco se
manifestaba, ya que, la sociedad de esa época, era dócil ante la nobleza, por
lo cual, la mayoría dejó de lado el razonamiento, dejando a abundantes personas
sin criterio, por lo cual, vamos a profundizar más sobre éste tema.
Aristocracia contra toda norma
La nobleza es un grupo considerado
importante dentro de una sociedad en particular, éstas personas son elegidas
normalmente por herencia, por lo cual, atreves de los años, se han visto nobles
buenos, malos e intermedios. En el libro Historia
del rey transparente (2005), se puede apreciar una gran distinción entre la
nobleza y los plebeyos, ya que se menciona que los de la aristocracia se creen
mejor que los demás, que su autoridad de noble es emanada por Dios, no les
importa las reglas y pueden pasar por encima de ellas, que a ellos no se les
aplica el bien o el mal y no pueden ser juzgados, el rey y los de la nobleza
pueden hacer justicia de sangre.
Para el señor, todos los siervos eran
sinónimo de animales domésticos, no tenían un gran valor para el noble. Los
plebeyos le daban un gran ingreso a su economía, ya que, ellos le tenían que
pagar un diezmo hasta por la mínima cosa: pagaban por moler su grano, la boda
(ajena o no), los guerreros que morían en la batalla, para la guerra y hasta
por morir.
Los reyes mandaban a todas las personas
del sexo masculino a la guerra, sin importar la edad o la salud de éste, todos
era reclutados para un mismo fin: luchar por su vida en un campo de batalla y
defender a su rey, aunque éste último sea más por causa de honor que de
corazón. Al rey, no le importaba dejar familias sin donde vivir, dejar
huérfanos y mujeres a su suerte, todo por no dejar ganar al bando enemigo,
destruir para dejar un vacío sin importancia.
Plebeyos como el agua
El principal objetivo de la mayoría de los
plebeyos es el complacer y deslumbrar a los nobles, tenerlos contentos y
satisfechos, el tenerlos felices es un beneficio para ellos, ya que al tenerlos
molestos solo pueden obtener desgracias; enfrentarlos y decirles algo en lo que
no están de acuerdo, solo ocasiona desdicha entre los siervos. Los plebeyos
tienen sus propias leyes, en las cuales dejan claro su conocimiento de la
bondad y maldad de los hombres, ya que algunos piensan que las leyes de los
nobles son a beneficio propio sin importar si afectan a otros o no, son firmes
e irremediables. Los siervos necesitan tener una cierta capacidad de
conocimiento, el no desperdiciar el talento que tienen de razonar, darle
provecho a ello y no despilfarrarlo, esto es lo que quiere dar a decir el
siguiente texto del libro Historia del
rey transparente (2005):
Sí, es verdad. Hacemos leyes que luego algunos incumplen.
Pero gracias a esas leyes podemos aspirar a ser mejores. Los plebeyos sabemos
que los hombres pueden ser buenos y malos. Todos los hombres. […] Somos como el
agua: necesitamos canalizarnos, para poder regar fructíferamente
los campos y no derramarnos inútilmente. […] Habláis de las leyes de los
plebeyos…, pero las leyes de los nobles dictan despóticamente
sólo son un resultado de sus caprichos. Y sus veredictos son intocables e
inapelables (Montero, 2005: 168).
Conforme
va fluyendo el texto, sale a relucir un desliz de parte de los plebeyos:
violaron la ley suntuaria del Reino, ya que se señala que parecía que la ciudad
de Beauville competía con el modo de vida de los nobles, no importa su insignificancia
a comparación de la extravagancia de los nobles, la imitación era notable, por
lo cual, la ley fue violada, ya que esta sirve para distinguir la diferencia
entre estos dos mundos, como lo reafirma el siguiente texto:
Sin duda conocéis perfectamente las leyes suntuarias del
Reino, ¿no es así? Pues bien, yo diría que en esta ciudad no las cumplís… […]
Así no hay manera de distinguir al rico del pobre, al criado del amo… Me temo
que me veo obligada a exigiros que toméis medidas y que hagáis cumplir las
leyes como es debido (Montero, 2005: 170).
Contraste de poderes
En la
historia se puede comparar dos poderíos: el dominio de la duquesa Dhuoda,
conocida como la Dama Blanca y posteriormente, Dama de Negro, y el dominio de
la Reina de Inglaterra, Leonor, antigua Reina de Francia. La diferencia entre
cada supremacía, respectivamente, es que una es cruel y no le importan los
plebeyos que están a su cargo, es de mente conservadora y no es flexible,
mientras que la otra, aunque no sea precisamente un ángel, tiene compasión por
los suyos, es más libre y tolerante.
Para empezar, hablaremos sobre Dhuoda y la
mentalidad que tiene sobre la nobleza y los plebeyos. La Dama Blanca, como
muchos otros nobles, cree que toda la autoridad y privilegios que tiene es
gracias a Dios, que la eligió para nacer en cuna de oro, está acostumbrada a
que todo lo que ella dicte, se ejecute. La duquesa, cree fielmente, que los
plebeyos no tienen derechos, que ellos solo están en la tierra para ejecutar
sus deseos:
¡Ah! Eso sí que no es un avance. Esos plebeyos
que se creen con derechos… No son más que campesinos encerrados entre murallas
(Montero, 2005: 131)
Para
Dhuoda, el ceder poder a los siervos solo debilita a la nobleza y esto hace que
ya no haya un equilibrio y un orden. La Dama Blanca desprecia a sus siervos, y
eso queda reflejado en el libro, ya que, no le importa que los plebeyos estén
sin casa y comida, que sea una temporada de frío, que los hijos de los siervos
estén muriendo de hambre, para ella, ellos deben trabajar y esforzarse más para
que tengan lo suficiente para sobrevivir, y desde su punto de vista, ellos son
inútiles y perezosos, son animales a los que se les debe de dar un escarmiento
para que sepan respetar y hacer lo que ella les ordena. Los plebeyos prefieren
la muerte, para ellos, la vida ya es un infierno, y que vivir en las
condiciones en la que lo hacen, es peor que la misma muerte, y ella cree que
tiene el derecho para poder mandar a matar a alguien, que tiene el privilegio
de quitarle la vida a una persona, Fray Angélico, primo de Dhuoda, menciona que
los siervos no pueden contra ella, porque ella es la fuerza y la que manda:
F: ― No juegues con las ideas heréticas,
prima mía, pecas de ligereza. Porque sé bien que sólo es un juego para ti. Tú
nunca te aliarías con los cátaros.
D: ― ¿Ah, no? ¿Y por qué no?
F: ― Porque tú siempre estás con el poder. Tú
eres el poder. Y ellos van a perder.
(Montero, 2005: 132)
La
Dama de Negro, define a dos tipos de plebeyos: Morad y Brodel, al primero lo
determina como un “siervo inteligente”, ya que conoce mejor su lugar y sabe cuáles
son las reglas de mundo, al segundo lo llama “siervo no inteligente” por tener
ideas raras y diferentes a las de ella, por ser sensato y un poco descarado.
Uno se apega a lo tradicional y el otro, razona de manera diferente a lo
habitual, siendo algo contradictorio a la nobleza.
Ahora, se hablará sobre el dominio de
Leonor, la cual es una soberana poco habitual, ya que sabe manipular y conspira
entre las sombras sin que nadie lo note, es dulce y un poco más actual en su
mentalidad, es partidaria del Fino Amor, dejando atrás al Amor
Cortés, por lo cual, al
pertenecer al Fino Amor, ella es partidaria de la música, del arte, de la
escritura y de la literatura, siendo esto beneficioso para el pueblo. El
gobierno de la Reina de Inglaterra, prefiere negociar antes que utilizar la
espada, que los hombres sean libres a que sean siervos por toda su vida, tiene
mucha más tolerancia hacia ellos y deja a un lado la hoguera y la justicia de
sangre. Con la Reina Leonor, los
plebeyos comienzan a estar orgullosos de ser quienes son.
Pero, aunque el reinado de Leonor parezca
ideal, también tiene fallas como todo, nada puede ser totalmente perfecto, ya
que, el hijo favorito de la Reina de Inglaterra, Ricardo, duque de Aquitania,
alias “corazón de león” por su valentía y tenacidad, tiene un gran defecto, una
actitud aberrante para la época de la Edad Media, desmintiendo el hecho que
tenían los nobles sobre ellos mismos: que son perfectos y están por encima de
todo bien y mal. Ricardo comete el peor pecado: atracción por su mismo sexo,
como se señala en el siguiente texto:
Señor, me acuso de tener deseos contra natura.
Perdonadme, Mi Señor. Sé que soy tentado por el Maligno y
sé que soy débil. Mi carne es pecadora; mi voluntad, miserable y perezosa. Oh,
Dios Mío, ayudadme a no caer en la tentación. Prometo enmendarme y alejar de mí
los pensamientos impuros, mi aberrante lujuria, mi viciosa debilidad por las
criaturas de mi propio sexo… Dios Mío, ayudadme a salir de éste infierno…
Señor, me acuso de tener deseos contra natura… (Montero, 2005: 212)
En
conclusión, los siervos progresan poco a poco, pero el mayor de sus obstáculos es
la nobleza, ya que, mayormente, éstos los dejan al final de la pirámide social,
no dándoles la importancia que realmente tienen, aunque no todos los reinos
sean así, la mayoría de los nobles son egoístas y quieren el poder sólo para
ellos, no lo quieren compartir, porque aunque sea mínimo, éste los deja poco a
poco en un rango más bajo, mientras que otros, quieren compartir un poco de
éste poderío, para que su gente esté más feliz y satisfecha, que puedan dar lo
mejor de sí, que provechen lo que Dios les otorgó a todos los hombres por
igual: la capacidad de razonar. Nunca nada es perfecto, siempre existirá el
bien y el mal, no importa a qué rango pertenezcas.